La innovación disruptiva es, efectivamente, una fuerza poderosa capaz de transformar cualquier industria al redefinir las reglas del juego.
En mi experiencia he sido testigo directo de cómo la innovación puede generar un impacto significativo. Además, he trabajado constantemente en proyectos que buscan no solo adaptarse, sino adelantarse a las necesidades del mercado.
Uno de los proyectos más destacados que he realizado fue el hackathon de Here Maps en las instalaciones de la Universidad Tecnológica de León (UTL), donde el 60% de los empleados participantes eran egresados de dicha institución. Este evento no solo fomentó la innovación entre los participantes, sino que también subrayó la importancia de la colaboración entre la industria y la academia.
Otro ejemplo de disrupción en mi trayectoria es el desarrollo de un diplomado en realidad virtual, que incluyó la creación de una app para el metaverso de un rancho virtual. Este proyecto abrió nuevas posibilidades en el campo de la educación y la agricultura, demostrando cómo las tecnologías emergentes pueden transformar sectores tradicionales.
Además, he desarrollado cursos de Agricultura 4.0, programación, Inteligencia Artificial y Big Data, y diseñé una carrera técnica en programación con RVOE, adaptada a las necesidades del mercado actual. Estas iniciativas han contribuido a preparar a profesionales para enfrentar los desafíos del futuro con una mentalidad innovadora y disruptiva.
En cuanto a los nichos preparados para una innovación disruptiva, creo que el sector de la educación y la agricultura están particularmente listos para transformaciones significativas. La integración de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, la realidad virtual y el análisis de datos puede revolucionar la forma en que aprendemos y cultivamos, haciendo estos procesos más eficientes y accesibles, a su vez teniendo una transformación social en las comunidades donde se aplican este tipo de innovaciones.
La clave para ser disruptivo radica en identificar necesidades insatisfechas, asumir riesgos calculados y estar dispuesto a desafiar el statu quo. A pesar de los desafíos, el potencial para redefinir un sector completo hace que valga la pena el esfuerzo.